Tengo El Orgullo De Ser Piurano

jueves, 7 de julio de 2016

"LAS PIARAS Y/O ARRIEROS": Historia, Cultura y Tradición del Alto Piura

"Las piaras " eran y son hasta el día de hoy el medio de transporte de alimentos desde la Costa a lo largo de todo el alto Piura; mediante la piara de burros y mulos algunos pobladores de Morropón y Chulucanas encontraron una forma particular de ganarse la vida. Desde la época de la colonia estos pobladores enrumbaban en épocas de invierno hacia los distritos de la sierra Piurana, llevando  alimentos de primera necesidad  a todos estos pueblos. Los meses de enero, febrero, marzo y abril las fuertes lluvias destruyen las carreteras; pues los camioneros y comerciantes particulares les es difícil llegar hasta estos destinos, pero los arrieros sí. Los famosos arrieros con su piara de burros y mulos  utilizan los caminos de herradura y llegan hasta los últimos pueblos serranos con sus productos;  los intrépidos arrieros llevan todo artículo de primera necesidad, pero también incluyen  alimentos como la Caballa salada, camote costeño, limones, entre otros. Muchos de estos arrieros utilizan el trueque (intercambio de un producto con otro) como una forma de pago, regresando de la sierra con su trigo, alberga, frejol,  maíz etc.

Aprendizaje de Arriero.
Los arrieros, amos de los caminos piuranos durante por más de tres siglos, conocieron mejor que nadie a las bestias de carga, ya que además de trabajar con ellas su vida entera, las alimentaban, curaban y cuidaban con el mayor esmero por ser su principal fuente de subsistencia. Y lo mejor de todo: por ellas aprendieron a entender a la gente y a resolver problemas de la vida.
De los burros, ¿quién iba a pensarlo?, también se aprende. Ocurre que en nuestro diario lenguaje se suele calificar de “burro” al ignorante, al que nada sabe. De hecho, una de las antiguas disciplinas “educativas” consistía en ponerles orejas de burro a los niños que no aprendían la lección. Pero, ¡Oh sorpresa!, de ellos, de los burros, aprendieron los arrieros filosofía práctica. 

Vea usted cómo.
Los pobres arriaban burros; los ricos, mulas.
Hubo dos clases de arrieros: los que trabajaban con burros, que eran los más pobres, y los de mulas, que poseían mayores recursos. Ambas especies de animales, aunque emparentadas, son de naturaleza distinta: los asnos, nobles, humildes, sufridos, sobrios y trabajadores (cualidades ausentes muchas veces en los seres humanos), mientras que las mulas, aunque mañosas, ofrecen mayor capacidad de carga.
A través de los siglos los arrieros acuñaron infinidad de “refranes” alusivos a sus animales, cuyos hábitos y características aplicaron con gran sabiduría a la vida cotidiana para resaltar cualidades, errores, circunstancias o actitudes de la gente que conocían.
Filosofía práctica de los arrieros
• “El burro y el majadero siempre se cuentan primero“. Este refrán alude a la ancestral costumbre del arriero, de contar diariamente sus jumentos para descubrir si alguno se le ha perdido, pero a la vez censura a los patanes que al referirse a otras personas se mencionan a sí mismos en primer término, es decir, “yo y fulano de tal…”
• “Otra vez la burra al trigo, y acabándola de echar“. Referencia obvia a quienes repiten una mala acción cuando apenas habían sido reprendidos o castigados por lo mismo.
• “La burra no era arisca, la hicieron”. Los burros y otros animales no se asustan por cualquier cosa si antes no sufrieron una mala experiencia. Lo mismo sucede con las personas, que difícilmente repiten el error que alguna vez puso en riesgo su vida o sus bienes, aunque también se dice que “el hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra”.
• “La carga hace andar al burro“. No hay mejor remedio para los indolentes que asumir una responsabilidad. Este refrán se aplica con frecuencia a los varones recién casados que en su papel de solteros ignoraron obligaciones familiares.
• “Cuando digo que la burra es parda es porque tengo los pelos en la mano“. Si alguien conoce bien a los burros es su dueño, razón por la cual éste tiene la absoluta certeza cuando señala el color del animal perdido. Lo mismo puede asegurar quien cuenta con las pruebas contundentes de que algo es verdad.
• “Como el burro del aguador, cargado de agua y muerto de sed“. Este refrán alude a las personas e incluso a los pueblos que disponen de suficientes recursos económicos para satisfacer sus necesidades, pero que no los aprovechan debidamente. Así resulta la paradoja de sufrir graves carencias en medio de la riqueza.
• “Asno con oro, alcánzalo todo”. Hay individuos que sin poseer notables aptitudes intelectuales, logran acumular grandes fortunas por medio de herencias, hallazgo de tesoros u otras eventualidades que les permiten comprarlo todo o casi todo.
• “Asno de muchos, lobos lo comen”. Un objeto valioso -decían los viejos arrieros-, debe estar siempre bajo el cuidado de una sola persona, no de muchas a la vez, porque a la hora de la verdad resulta que nadie se hace responsable de nada.
• “Para la querencia no hay burro flojo”. Igual que todos los asnos, cualquier persona se alegra, se entusiasma y trata de apresurar el paso ante la cercanía de su casa, de su pueblo, del lugar o circunstancia que le trae buenos recuerdos o expectativas.
Entender a la gente, lo más difícil
En conclusión, los arrieros con una experiencia acumulada de cuatro siglos, lograron un conocimiento tan profundo de los caminos y de sus animales, que con ellos y por medio de ellos adquirieron la sabiduría necesaria para entender a la gente y enfrentar muchos de los problemas de la vida.
Piura:(Semejanza cultural Mexicana)

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